lunes, 31 de agosto de 2009

UNA NUEVA RELIGIÓN EN LAS AULAS

El primer día que entré en el aula 2 B de Instituto Príncipe Felipe, dando los buenos días me senté en una mesa vacía entre los alumnos.

Algunos cuchicheaban. Entendí, que a medio curso les llamara la atención que una chica mayor se incorporara a las clases. Permanecí en silencio. El profesor aún no había llegado y los alumnos fueron desvaneciendo sus comentarios ante el nuevo bicho raro que habitaba el aula. Siguieron hablando de sus cosas. Me di la vuelta, como hacía en el instituto y empecé a preguntar a los que estaban a mi espalda qué tal veían el curso, si les parecía difícil, si tenían alguna asignatura que les gustase mucho y alguna pregunta más.

Empezábamos a charlar cuando entró el profesor. Un hombre tranquilo, con un gran abrigo oscuro que le llegaba casi a los tobillos, una bufanda bien enrollada en su cuello y una bolsa de piel colgada al hombro. No se sentó en la mesa del profesor. Ni siquiera se quitó el abrigo o dejó la bolsa. Su cara lo decía todo, parecía estar algo cansado, pero no eran ojeras lo que identificaba su hastío, era la cadencia con la que hablaba. Estaba harto. No fue el único que me transmitió eso.

Ya debía estar en los 50 y su aspecto daba mucha cuenta de una vida no solo dedicada a la enseñanza sino a la profesión del cine y la fotografía. Ese era su encanto. Un hartazgo que aceptaban los alumnos de buena gana y con atención. Un tipo experimentado y conocedor de lo que hablaba más allá del material de obligado estudio para aquella asignatura. Le tenían respeto.

Empezó a hablar muy bajito, y poco a poco el murmullo de la clase se fue apagando. Me miro con una leve mueca de complicidad y siguió hablando. Hacía frío, era jueves a primera hora y la clase a penas era refugio de unas doce personas. La situación en el aula es algo difícil de retratar. Todos los chicos y chicas estaban sentados en los últimos pupitres, uniendo las mesas en dos o tres. Un chico estaba solo en las esquina, dibujando algo en un cuaderno. No hablaba con nadie. El resto se agolpaba en diferentes grupúsculos, sentados incluso en los laterales de la mesa de un compañero.

Parece que en principio su actitud era, ‘cuanto más lejos mejor’.

El profesor retomó la lección por donde la dejó en la clase anterior. El color. Finalizaba esta unidad didáctica ese mismo día. Los chicos atendían con o sin mucha gana. Algunos tomaban apuntes, la mayoría. Otros escuchaban apoyados en equilibrio sobre las patas traseras de la silla. ¡Qué típico! Una postura de instituto. O aguantaban el sueño robado sobre la base de sus muñecas. Realmente un alumno que se aburre en clase puede llegar a adquirir habilidades circenses. Y a lo mejor, visto así tampoco está tan mal. Las torsiones para hablar con el compañero de atrás o los equilibrios a dos patas de silla.

Tiempo
Suena el timbre.
Un cigarro fuera del centro, un café un bollo una coca cola, algo rápido que empieza la segunda hora.

De vuelta en el aula, el profesor desfilando entre las mesas, comenta con los alumnos algunas dudas sobre conceptos del tema que esta por cerrar. El ambiente es distendido. De repente se gira y viniendo hacia mí me propone presentarme. —Tú misma¬—.

Y así me encontré de pie, frente a un montón de ojos que dejaban de hacer sus cosas en el silencio más rotundo y más incómodo. —Soy Azahara, y voy a explicaros el Storyboard, bajo la supervisión de vuestro profesor. ¿Sabéis qué es el Storyboard?— mis ojos se clavaron en silencio escrutando los suyos. —Bien, si no lo sabéis, preguntádselo a Dios. Mi Dios tiene todas las respuestas si le haces la pregunta correctamente—. Silencio y expectación. —Google—. Sonrisas y gestos afirmativos de cabeza.

Suena el timbre. Fin de la clase.

En los merodeos por el Instituto, me di cuenta de que las cosas habían cambiado desde que era yo quien me sentaba en equilibrio sobre las dos patas traseras de la silla.

Los chicos que ahora caminaban por los pasillos eran de distintas culturas y razas combinados con la moda del barroco actual y la sensualidad prematura. En este gran centro donde yo estudié, antes había menos profesores y las relaciones humanas eran más personales. Ahora con la ESO y el Bachillerato se multiplicaron el número de alumnos y profesores y con ello cierta deshumanización de las relaciones.

En casa, le pregunté a mi Dios dónde podría encontrar unos cuantos documentos gráficos que me ayudasen a explicar a esos ojos los conceptos que debían aprender. Me contestó rápido. Y lo preparé todo ansiosa por volver a la clase.

Al siguiente día pasé por el aula con mi ordenador portátil y la llave de la sala del proyector, creía que iba a tener Internet y confiada e ilusionada lo preparé todo, pero aún no había llegado mi religión al Instituto y mi gozo cayó donde lo sentencia el refrán.
Así que dimos una clase teórica sobre planos, secuencias, transiciones, movimientos de cámara y empezamos a comentar la importancia del Storyboard.

Era necesario que tuvieran claro cómo debían de encontrarse frente a la noticia o texto que les pondrían en el examen de la PAU. —¿Cuántos os vais a presentar?— pregunté. Tan solo dos levantaron la mano. Solo dos. No sé cómo tomarme eso. En mi época lo normal si estudiabas COU era presentarte a selectividad para entrar en una carrera. Sin embargo de toda la clase solo dos tenían pensado acceder a la Universidad.

En vista de cómo está el panorama, no me atreví a discutir esa elección. El gran fracaso de la innumerable cantidad de Licenciados en paro, o trabajando con contratos, donde el nivel de estudios que aparece en los papeles es de Bachillerato, deja todo argumento pro-universitario fuera de juego.

Los chicos tienen otro futuro, y nadie, ni el más experto de la enseñanza lo puede preludiar.

En las siguientes clases lo conseguí, pedí prestado a mi Dios los documentos que me proporcionó desde su reino de ceros y unos y me los bajé a mi ordenador, mi libro sagrado.
La bibliografía tradicional sobre imagen, cine, publicidad y fotografía ya se la había señalado el profesor. Yo me centré en enseñarles cómo usas los medios que ellos utilizan a diario para su beneficio cultural e intelectual.

—Coged una hoja y bolígrafo o lápiz, vamos a ver si ha quedado claro lo que os expliqué el otro día—. En la penumbra de la clase con el proyector, empezamos un maratón de catorce clips de películas. Desde los pequeños tesoros de la factoría de Edison de finales del S.XIX a la última película de Wes Anderson. Con cada clip les pedí que enumerasen los tipos de plano que iban identificando. Tres ejes de dificultad para este ejercicio. Plano general en la película de Edison Boxing cats (1894), plano secuencia de La Soga de A.Hitchcock (1948) y la escarpada secuencia del principio de Viaje a Darjeeling de Wes Anderson (2007) repleta de planos, movimientos de cámara y demás recursos cinematográficos.

Timbre y fin de la clase.

Recogí los ejercicios y excepto uno, todos habían anotado la información con las siglas de cada plano. PG, PPP, PC, PD…, o lo que es lo mismo, plano general, primerísimo primer plano, plano corto y plano detalle. Las hojas en las que lo entregaron eran de lo más variopinto. Cuadros, rayas, cuartillas, con agujeros, de libreta, trozos de papel rasgado y algún folio. ¿Qué ha pasado con el material escolar? —¿Y esto?—, le pregunté al que me dio la hoja rasgada de una cuartilla. —Hay que ser ecológicos profe—. ¡Ja! ¿Y a este chico que le digo? Chitón.

Vivimos en una sociedad muy diferente a la de hace diez años. La enseñanza es una aptitud y una actitud, no quiero ser melindre con los términos, es simplemente una observación. Una persona muy docta en una materia puede ser incapaz de atender a estas nuevas realidades, que mutan de forma rauda y desorganizada, dentro de la escuela.

No sé cual es el secreto, si lo hay. Pero no creo que llegue a saberlo por ese principio de cambio que ya he mencionado. Quizás se ubique entorno a la práctica de enseñar a aprender.

Los chicos y chicas de la asignatura de imagen impartida en aula 2B fueron mis primeros alumnos de Instituto y me quedé con muchas ganas de seguir con ellos.

Mi Dios nos mantendrá unidos. Y ya lo ha hecho.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Fe de RATAS

Sí he visto muchas ratas en el plot, blog, pots que he escrito antes... y supongo que esas ratitas, inocentes pero hambientas, se han ido comiendo las comillas, tildes y demás proteína alimenticia. Así que, buen provecho ratitas! Seguid por aquí; a mí no me molestáis.

Ramadán Mubarak

Mi nombre es Azahara, un nombre árabe. Un regalo de mis padres. Las tres cosas que se (aún no he investigado en google) es que era el nombre de la preferida de Abderramán III, que le hizo una ciudad con grandes lujos y que fue destruida al poco tiempo. Respecto al origen etimológico de la palabra, su significado primero fue ''flor'', después se añadió el sonoro significado ''azar'', para quedar finalmente en nuestro léxico como ''flor blanca'', en concreto la flor del naranjo. A mi me gusta más un significado que un bereber me dijo en el desierto cuando tenía 12 años. Música del desierto.

Mi ex-libris es un palmera que me enseñó a dibujar mi padre cuando era pequeña a modo de garabato. Y mi vida está sometida a grandes dosis de azar. El único perfume que he usado se llamaba Blonde de Versace y no lo han vuelto a hacer.Olía a Azahar.

Bueno y esto viene a que el tema para el primer blog, plot, pot, o como leches se llame lo que escribo, era algo incierto, hasta que hablando con mi querida Lunamari me dice que un amigo suyo había quedado con el morito que le pasa los porros, pero que no podían verse hasta por la noche. Y claro caí. Es el Ramadán. Tiene hipocresía la cosa. En Roma, estabamos en un Intenet café cuando le pregunto a una mujer por cierta información sobre los transportes a Pompeia. La mujer mu salá, muy romana, gesticulaba y me informaba amablemente de lo que debía hacer frente al mostrador de pago. El paquistaní que lo regentaba la miraba silencioso con amagos de intervenir (sus gestos obviamente más disimulados) hasta que viendo que la mujer no se percataba, nos cortó la conversación pidiéndole que abonase el tiempo que ella había consumido. Enma, creo que se llamaba, le miro y gesticulando aún más le dice, ma scusa che te frega che ti pago adesso o tra alcuni minuti. Stò parlando. El joven paki todo inquieto le balbucea como si se estuviera haciendo pis, en un italiano a lametazos algo así como 'pretare'. Yo no lo entendí. Pero ella me tradujo, !el hombre tiene que rezar!

Amigo, miré al suelo que estaba justo a mi izquierda y vi la alfombrita en dirección a la Mecca. Era la ablución de la s 12 o 12:30. Sagrado. Sí. Pero luego por la noche la vida vuelve con todos sus pecados.

Ramadan Mubarak!