No son pocos los individuos de nuestro entorno, que sin ser dañinos a la sociedad, sin ser criminales, suponen un estorbo. A menudo se trata de seres solitarios, marginales con unos gustos y hábitos poco comunes; en definitiva, raros. Hay un término para denominarlos. Freaks. Puede ser aquél considerado inusual por su forma de comportarse, aspecto o pensamiento.
Harvey Pekar, persona real y personaje de cómic, es uno de ellos. Trabajador en un hospital de veteranos de Ohio. Un gris oficinista siempre entre papeles y archivadores que clasificar. De un pesimismo e irritabilidad implacables. Pekar, que no es capaz de hacer ni un monigote, le enseña a su amigo Robert Crumb, pionero del cómic-book, el guión de sus viñetas. Este le propone trabajar juntos. Y así nace American Splendor, cómic de gran éxito en los 80.
Como homenaje a este medio literario que Pékar utiliza para contar su vida, American Splendor, la película, se realiza con elementos artísticos propios del cómic. Bocadillos, encuadres enmarcados, secuencias animadas, creando una complicada estructura que acoge las historietas y el cine, entre el documental y la ficción. Bajo el argumento de una improbable historia de amor entre un hombre y su medio, que en este caso es un libro de cómics, cuenta como gracias a este, el protagonista organizó su vida, encontró el amor, una familia y una vía de escape creativa.
En esta primera incursión en el cine de ficción, los documentalistas Shari Springer Berman y Robert Puchini, hábilmente entretejen un relato ficcionado de la vida de Pekar con entrevistas a los protagonistas reales, demuestran una destreza notable en la elección y dirección de actores, Paul Giamatti como Pekar y Hope Davis como su esposa, Joyce Brabner, consiguen de esta forma una comedia ligera con mezcla de animación y acción en vivo y un retrato de un hombre que encontró la felicidad a pesar de si mismo.
Tras haber ganado premios tan importantes como el Fipresci en Cannes, el Gran Premio de Jurado en Sundance y haber sido nominada a los Oscar 2004 al mejor guión adaptado, y a los Globos de Oro a la mejor actriz, la película estrenada en el 2003, llega tarde pero está aquí, merece la pena no perdérsela.
NOTA: Subo esta crítica que hice en 2003 más que nada por que no se pierda en los discos duros inservibles.
martes, 17 de noviembre de 2009
miércoles, 11 de noviembre de 2009
SI la humanidad QUIERE
Mi amigo Daniel Martinez Fernández, (SCREAM) me escribió esto hoy en un email, respondiendo con gravedad analítica y estudiada al video que mi amiga Marina Molares le envió. Merece la pena sentarte y leer. Os invito.
Como siempre.
Después de ver el video.
----------------------------------------------------------------
Como estoy de vacaciones, que me he tomado esta semana, contestaré breve:
Como siempre.
Después de ver el video.
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Como estoy de vacaciones, que me he tomado esta semana, contestaré breve:
Ojalá -es de origen árabe esta interjección, no?. Sí, lo acabo de mirar, quiere decir "Dios lo quiera"-... pues que Dios quiera que en occidente tenga también programas serios y críticos como el mundo musulmán. Bienvenidas sean las mujeres duras y serias a la tele, nuestras grandes sociólogas, antropólogas, psicólogas, filósofas, historiadoras... mujeres cultas, mujeres críticas, mujeres con carácter. Que no tengan -como esta mujer del reportaje- ni un pelo en la lengua, sólo coraje y valor, verdades duras que golpeen, que digan bien a las claras la cantidad de alineación, incultura, violencia, sexismo, racismo, intolerancia, estrés, depredación de la naturaleza e hipocresía que genera nuestra sociedad. Y no un día. Todos los días en lugar de "Corazón, Corazón", del fútbol, de concurso de turno, del folletín de la temporada, de la tertulia barata con los cuatro periodistas de siempre -¿Residen en ellos toda nuestra grandeza intelectual?, ¿Son ellos los más capaces para el análisis de un realidad difícil como la nuestra?, ¿Sólo poseemos Ciencias de la Información para proveernos de mentes reflexivas que sirvan para vislumbrar los objetivos -y los peligros- de nuestra sociedad? Creo que antiguamente existían cosas como Ciencias Políticas... ¿O la hemos cerrado ante la gran calidad de los políticos que producen como churros las escuelas empresariales, economía y derecho y que han monopolizado el ejercicio de la política?. Debe ser así, pues nuestra vida política no es más que: Producir, vender y legislar a conveniencia. Ni la felicidad, ni la libertad, ni la belleza, ni la virtud son campos de acción de la política de nuestros días-
Quiero mujeres brillantes, que nos digan a los hombres, que nos escupan a la cara, las verdades. Hasta ahora han gobernado la actitud masculina: el dinero, el fútbol, los coches, la belleza eterna, la opulencia. Quiero programas PARA LAS MASAS OCCIDENTALES con la misma seriedad de algunos programas árabes -hechos por mujeres y que son toda una revolución social, con unas cifras de audiencias de 200 y 300 millones- que abordan sus problemas sin tapujos -aunque con la inteligencia de los que conocen como traspasar fronteras sin que les puedan acusar de insultar al Islam- muchas veces rompiendo tabúes: La situación de la mujer, los problemas del fanatismo y el terrorismo, la homosexualidad, los derechos humanos, etc... Quiero ser tan avanzado como los musulmanes, quiero una tele que nos recuerde diariamente lo que tenemos que cambiar y que no sea complaciente con un estilo de vida... -muchos adjetivos, pero lo dejaré en uno suave pero que lo dice todo para mi- un estilo de vida feo, sin gusto, triste, desganado, aburrido... Quiero que la gente empiece a preguntarse si es necesario, si es hermoso, si le hace feliz y finalmente, si no habrá una manera de cambiar una manera de vivir como la nuestra. Quiero que piensen -y sientan- si existe una relación entre la forma de producción industrial de occidente y el deterioro progresivo de nuestro planeta. Por ejemplo.
El mayor peligro al que se enfrenta nuestro mundo es al inmovilismo, la insolidaridad, la ignorancia, la incultura, la pereza intelectual, el materialismo grosero y la falta de imaginación de las clases medias de las sociedades avanzadas. Ese hombre responsable, limpio, bien vestido, decente que coge el coche cada mañana antes de que luzca el Sol -como no haría un ser sensato-, que sufre un atasco antes de llegar justito y tenso -bordeando con la bronca matutina- a su centro de producción, que ha escuchado las novedades de la actualidad nacional por la radio, que discute de ellas con sus compañeros, que sale apurado a comer, que vuelve adormilado a la rutina, que espera con ansiedad el paso del tiempo -que su vida, que es el tiempo que vive, se consuma; eso desea el trabajador en sus muchas horas de trabajo: ir muriendo para salir cuento antes-, que sale más estresado aún por no perder un minuto de su escaso tiempo libre antes de irse a dormir, que vuelve a casa pensando ya en lo suyo: la hipoteca, el dinero, el placer que desea, sus mujer, sus hijos... Con suerte, con mucha suerte, tiene una vida familiar plena y feliz. Pero nuestro héroe -y son muchos aquellos que viven en familia atado por las circunstancias más que por el amor- grita y se enfada en su propia casa. No es capaz de de crear ni su pequeño oasis de paz. Ese hombre se relaja con el partido de cada día. No quiere pensar. No quiere saber. Olvidar. Prozac. Thanatos. Este pobre hombre, con una vida sosa y rutinaria, este hombre cordial en su trabajo y educado con sus vecinos... ES EL PUTO DIABLO!!!, jajajajaja, -que mal estoy yo-. Pero sí. Ese hombre o mujer, repetido millones de veces, con leves variaciones, está destrozando el planeta. Y quiero que al mendrugo de su cerebro, en vez de fútbol y crónicas marcianas, le den cosas molestas y malas de digerir. Todos los días. Cómo a los pervertidos, drogadictos, a los delincuentes y a los inadaptados, a los que regularmente nos han machacado con "no hagas eso" o "perderás" o "que pena de vida" o "vas por el camino equivocado". Pues lo mismo, pero ahora para los integrados, para los buenos padres de familia: "vives como todos, como esa gran mayoría descreída que sólo piensa en tener más y más cosas para ser feliz" o "eres un cerdo inculto" o "no tienes conciencia, pobreza a tu lado y tu despilfarrando" o "eres un ser sin ética y sin estética" o "consumes demasiado" o "la publicidad y tu vida rutinaria te tienen comido el coco" o "tu vida es fea y está al servicio de una clase privilegiada que nos deshumaniza a todos"... etc.
El gran peligro de la humanidad es la clase media de la sociedad burguesa. Es la que más consume y deteriora a la tierra. Cubrir sus necesidades, las necesidades que en realidad impone el mercado, condiciona la vida de millones de trabajadores y esclavos en otras latitudes. Su trabajo privilegia y perpetua la de la casta dirigente, de la gran aristocracia económica y de todas las estructuras estatales que sirven para mantener en orden el sistema -ejercito, fuerzas del orden y ley-. Estos son los grandes beneficiados. ¿Han hecho más por nosotros que los médicos, los profesores, los científicos y quienes han aliviado nuestras penas con la música y el arte?. Lo dudo, pero políticos, generales y jueces son, entre los visibles, los grandes vencedores de nuestro estructura nacional. Por detrás de ellos -y a los que sirven-: grandes banqueros y empresarios. Perpetuar a esta gente en el poder, es perpetuar el horror. Cada día millones de personas trabajan en nuestras ciudades para que cada uno de nuestros políticos, desde el presidente y el rey, hasta el último de concejales, cobre sueldo y más. Nuestro trabajo construye ejércitos. De cuando en cuando, hacen la guerra. Trabajando por dinero -es decir, el regalito que nos dan por ser obedientes- fabricamos las guerras del futuro.
Imitemos a los musulmanes en sus virtudes y descubrimientos, que ellos hagan lo mismo, y que cada uno y cada pueblo aprenda por si mismo.
Las frases de esa mujer están pronunciadas en un contexto. Fuera de ese contexto no tienen el mismo valor. Esa mujer idealiza a occidente para descubrir las grandes miserias de su sociedad. Es bueno que lo haga, primero, para que nos puedan ver con más cariño, que no somos tan odiosos; segundo y más importante, para defender los derechos de la mujer y la libertad religiosa.
No voy a hablar del Islam. Hay buenos y grandes libros sobre filosofía e historia del Islam. No he leído ninguno. No conozco bien el Islam, como la gran mayoría. Pero todos hablamos. Hablamos sin conocimiento. Hablar por hablar. De todos modos, intuyo que la visión del Islam aportada por la señora socióloga dejaría sin explicación el fenómeno religioso del sufismo -mística árabe-, pero lo cierto es que existe.
"Ole y Ole tus cojones, Señora". El que escribió esto es un imbécil profundo. Primero, porque no saber que la Señora tiene ovarios, en lugar de los masculinos cojones de su entrepierna. Al parecer el imbécil no sabe que entre el tener valor y cojones no existe ninguna relación. Si el hombre es algo por cojones, ese algo no puede ser más que miedo a perderlos. El Macho: El Gran Cobarde.
El imbécil, que evidentemente no tiene ni un palmo de luces, apenas puede ver más allá de su mirada miope y se complace estúpidamente con su odio, disfrutando con la disputa interna del enemigo. Lo sano para ti, señor imbécil, es la autocrítica y deja que lo otros discutan de sus cosas en paz. Flaco favor a la humanidad has hecho, utilizar ese mensaje, originalmente concebido para liberar a una sociedad de sus ataduras ideológicas, para dirigirlo a un público que lo único que va a producir en el este mensaje es más odio y división.
El problema de la población mundial, nos atañe a todos. Si algo ha conseguido el capitalismo tardío es parar el crecimiento explosivo de la demografía en los últimos 150 años. No nos pongamos ahora a procrear como tontos por miedo a la conejera islámica. Sería la última estupidez que cometemos y ya son demasiadas.
Conclusión: El peligro no viene en patera. El peligro es el bobalicón de tu vecino, su vida rutinaria, sus vacaciones low-cost, su monovolumen con DVD y sus niños malcriados.
Besitos.
Solo para inadaptados.
martes, 10 de noviembre de 2009
DECÁLOGO PARA NOQUEAR LA GRISIS
NOTA: noquear.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Mi tío Miguel me envió este video hoy 10 de noviembre de 2009, a lo que yo respondí con este correo:
Queridísimo tío, tus emails cada vez me deprimen más ¡Jolín! Espero que estéis bien y quisiera recibir algo bonito, como la foto de la pequeña Elvira. ¿Eh?
Bueno, no está mal el trabajo de números, el problema que veo es que siguen abanderando algo tan importante como la pervivencia de las culturas, a través de la religión. Dios no va a dar de comer a mis hijos. Es muy fácil decir "señores que los moros vienen a quitarnos todo, ¡¡pónganse a tener hijos!!" Claro que si, es cierto. ... Uf, esto es muy largo y las causas y consecuencias esta sutilmente cohesionadas como para simplificarlo en un mail.
Pero intentaré aportar mis reflexiones.
Yo quiero tener hijos, claro, dos o tres, pero ¿quien los alimentará? Y ya no es una cuestion de alimentación, que los que vivieron después de una guerra, como bien he dicho, vivieron; así que con más o con menos se puede tener hijos. Claro que si. Pero, un apunte que por supuesto no aporto como novedad. Nuestra cultura por desgracia se basa en el consumo desde hace muchos muchos años. ¿¿¿Entonces??? no es politica y no es religión, yo creo que es una nueva forma de multiplicar nuestra cultura a través de una conciencia antropológica de lo que somos y lo que necesitamos. Cada uno, desde su núcleo y con los que le rodean de inmediato. Sin ir más lejos porque ya se sabe que los refranes son muy sabios, y no quiero ser mujer refranera mujer puñetera.
Nuestra cultura está dañada desde dentro. Se critica a los musulmanes por su fanatismo religioso, y yo también lo critico. Así es. Y critico el fanatismo en la religión cristiana. Como lo fue. Y toda aquella doctrina que pretende imponerse a una cultura más allá de la decisión propia de cada uno, de creer, de tener Fé, en algo. Respeto a la gente que encuentra en su Fe un apoyo, un guía, incluso una razón para seguir viviendo. Pero disculpen, por mi parte, y solo hablo en mi nombre, creo que lo que necesita la cultura que tengo y comparto es un conocimiento de las capacidades primigenias y su consecuente práctica. No hablo de máquinas, no hablo de industria, hablo aunque parezca una nimiedad de la supervivencia y la sociedad de autoabastecimiento. No desarrollar el conocimiento de eso, es un yugo para toda cultura.
Yo apoyo la revisión humana de la cultura y su relación con la tierra, algo que parece para muchos, una posición liviana.
Apoyo la reploblación de los pequeños pueblos y el desarrollo de estos con la recuperación de las tradiciones.
Apoyo la observación de los que parecen son nuestros 'enemigos' los musulmanes y los chinos. Su capacidad de autoabastecimiento y su sobriedad.
Apoyo la anteposición de las lecturas antropológicas y sociales a las horas viendo el futbol y los programas del corazón. Si se puede hacer las dos cosas pues mejor.
Apoyo la sobriedad de la necesidades y la liberación de la economia para los pequeños empresarios.Menos control burocrático de permisos, licencias, y untos varios de los que no se libra nadie en el poder.
Apoyo los impuestos más altos a los que más cobran.
Apoyo la vida. Y por favor no apoyo la palabra LIBERTAD, que está asquerosamente utilizada desde hace mucho mucho tiempo.
Apoyo un NEOLOGISMO que se refiera a la posibilidad de cada ser humano a tener su decisión siempre que no entre en conflicto con la posibilidad de decisión de la persona que tiene al lado. ¿Se entiende? Es un poco trabalingüístico.
Apoyo la palabra RESPETO, en lugar de LIBERTAD, mientras no encontremos otro neologísmo más apropiado para el nuevo orden cultural que vivimos.
Siento que mi respuesta a lo mejor para muchos se haya desviado del tema que propone este video, pero creo que maldecir o echar balones fuera, o ponerse en actitud cruzada medieval, no es el proceso para cambiar nada. Así que aquí dejo mi iniciativa. Repito, es a título personal, y puede que alguien más esté de acuerdo total o parcialmente. Puede que no.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Mi tío Miguel me envió este video hoy 10 de noviembre de 2009, a lo que yo respondí con este correo:
Queridísimo tío, tus emails cada vez me deprimen más ¡Jolín! Espero que estéis bien y quisiera recibir algo bonito, como la foto de la pequeña Elvira. ¿Eh?
Bueno, no está mal el trabajo de números, el problema que veo es que siguen abanderando algo tan importante como la pervivencia de las culturas, a través de la religión. Dios no va a dar de comer a mis hijos. Es muy fácil decir "señores que los moros vienen a quitarnos todo, ¡¡pónganse a tener hijos!!" Claro que si, es cierto. ... Uf, esto es muy largo y las causas y consecuencias esta sutilmente cohesionadas como para simplificarlo en un mail.
Pero intentaré aportar mis reflexiones.
Yo quiero tener hijos, claro, dos o tres, pero ¿quien los alimentará? Y ya no es una cuestion de alimentación, que los que vivieron después de una guerra, como bien he dicho, vivieron; así que con más o con menos se puede tener hijos. Claro que si. Pero, un apunte que por supuesto no aporto como novedad. Nuestra cultura por desgracia se basa en el consumo desde hace muchos muchos años. ¿¿¿Entonces??? no es politica y no es religión, yo creo que es una nueva forma de multiplicar nuestra cultura a través de una conciencia antropológica de lo que somos y lo que necesitamos. Cada uno, desde su núcleo y con los que le rodean de inmediato. Sin ir más lejos porque ya se sabe que los refranes son muy sabios, y no quiero ser mujer refranera mujer puñetera.
Nuestra cultura está dañada desde dentro. Se critica a los musulmanes por su fanatismo religioso, y yo también lo critico. Así es. Y critico el fanatismo en la religión cristiana. Como lo fue. Y toda aquella doctrina que pretende imponerse a una cultura más allá de la decisión propia de cada uno, de creer, de tener Fé, en algo. Respeto a la gente que encuentra en su Fe un apoyo, un guía, incluso una razón para seguir viviendo. Pero disculpen, por mi parte, y solo hablo en mi nombre, creo que lo que necesita la cultura que tengo y comparto es un conocimiento de las capacidades primigenias y su consecuente práctica. No hablo de máquinas, no hablo de industria, hablo aunque parezca una nimiedad de la supervivencia y la sociedad de autoabastecimiento. No desarrollar el conocimiento de eso, es un yugo para toda cultura.
Yo apoyo la revisión humana de la cultura y su relación con la tierra, algo que parece para muchos, una posición liviana.
Apoyo la reploblación de los pequeños pueblos y el desarrollo de estos con la recuperación de las tradiciones.
Apoyo la observación de los que parecen son nuestros 'enemigos' los musulmanes y los chinos. Su capacidad de autoabastecimiento y su sobriedad.
Apoyo la anteposición de las lecturas antropológicas y sociales a las horas viendo el futbol y los programas del corazón. Si se puede hacer las dos cosas pues mejor.
Apoyo la sobriedad de la necesidades y la liberación de la economia para los pequeños empresarios.Menos control burocrático de permisos, licencias, y untos varios de los que no se libra nadie en el poder.
Apoyo los impuestos más altos a los que más cobran.
Apoyo la vida. Y por favor no apoyo la palabra LIBERTAD, que está asquerosamente utilizada desde hace mucho mucho tiempo.
Apoyo un NEOLOGISMO que se refiera a la posibilidad de cada ser humano a tener su decisión siempre que no entre en conflicto con la posibilidad de decisión de la persona que tiene al lado. ¿Se entiende? Es un poco trabalingüístico.
Apoyo la palabra RESPETO, en lugar de LIBERTAD, mientras no encontremos otro neologísmo más apropiado para el nuevo orden cultural que vivimos.
Siento que mi respuesta a lo mejor para muchos se haya desviado del tema que propone este video, pero creo que maldecir o echar balones fuera, o ponerse en actitud cruzada medieval, no es el proceso para cambiar nada. Así que aquí dejo mi iniciativa. Repito, es a título personal, y puede que alguien más esté de acuerdo total o parcialmente. Puede que no.
domingo, 6 de septiembre de 2009
Por cada rayo que cae
Hoy toca un video.
Radiador es un grupo de la escena de Torrijos,(Toledo). Formado por Rufino Carrillo (piano, guitarra y voz), Pablo Sáinz Lobo (guitarra), Alberto de Dios (batería) y Borja Martín-Andino (bajo, voz), es el resultado de varíos proyectos cuya finalidad era aunar recitación poética y música rock en directo.
Nos remontamos a 2004. Tres amigos, Mauro, Julio y Borja, se reúnen para compartir sus poemas. De ahí la propuesta deriva en un recital, Eros desciende, formado por Julio Pantoja, Borja Martín-Andino, Mauro Cano, Encarnación Palop (danza) y Víctor Herrero el Plasti acompañando con piano. El proyecto llegó más lejos y en 2005 editan el poemario
Dos cadáveres hermanos. ">comprar
Este libro se presentó en directo con el grupo transformado en Dance macabre, formado por Julio Pantoja, Jon Sande, Encarnación Palop, Pablo Sáinz y Borja Martín-Andino. Al cabo de un año, Julio y Jon dejan el grupo para realizar otros proyectos. Rufino Carrillo y Alberto de Dios entran en su lugar, y comienza entonces, este grupo llamado Radiador.
Os dejo el poema de Borja Martín-Andino
por cada rayo que cae,
ante vuestros ojos
corregimos
y editamos vuestros libros,
maquillamos a los actores de vuestras películas y series de televisión
las montamos
las sonorizamos
etalonamos su color
y recreamos sus decorados,
envasamos al vacío el fiambre con el que dais la merienda a vuestros hijos
los educamos sea cual sea su estado mental*
superdotados
o autistas
los entretenemos
los enseñamos inglés
y jugamos con ellos,
realizamos vuestros documentales,
creamos la publicidad por la que elegís vuestras mercancías
unas
y no otras,
protagonizamos vuestros anuncios,
planeamos los edificios en los que habitáis
somos quienes supervisan la seguridad de las obras de vuestras viviendas,
os vendemos el material eléctrico,
digitalizamos vuestros documentos,
diseñamos vuestras páginas web,
dibujamos vuestros cómics,
os servimos vuestras bebidas
y sufrimos en nuestra carne el paro cuando no nos concedéis un empleo
somos los hijos de la estirpe de Odiseo
vuestras putas
somos Nadie, señoras y señores,
los errantes, en fin,
somos los locos
que escriben y cantan canciones en su nave.
----------
* y es porque impusisteis la manía de la clasificación como revulsivo contra la no aceptación de ser vulgares.
Este video lo grabé en el Rufifest. Podéis ver en los siguientes enlaces los grupos que participaron.
Mr.Perfumme sitio
RRA! sitio
Remate sitio
Politruk sitio
Radiador sitio
La débil sitio
PAL sitio
Radiador es un grupo de la escena de Torrijos,(Toledo). Formado por Rufino Carrillo (piano, guitarra y voz), Pablo Sáinz Lobo (guitarra), Alberto de Dios (batería) y Borja Martín-Andino (bajo, voz), es el resultado de varíos proyectos cuya finalidad era aunar recitación poética y música rock en directo.
Nos remontamos a 2004. Tres amigos, Mauro, Julio y Borja, se reúnen para compartir sus poemas. De ahí la propuesta deriva en un recital, Eros desciende, formado por Julio Pantoja, Borja Martín-Andino, Mauro Cano, Encarnación Palop (danza) y Víctor Herrero el Plasti acompañando con piano. El proyecto llegó más lejos y en 2005 editan el poemario
Dos cadáveres hermanos. ">comprar
Este libro se presentó en directo con el grupo transformado en Dance macabre, formado por Julio Pantoja, Jon Sande, Encarnación Palop, Pablo Sáinz y Borja Martín-Andino. Al cabo de un año, Julio y Jon dejan el grupo para realizar otros proyectos. Rufino Carrillo y Alberto de Dios entran en su lugar, y comienza entonces, este grupo llamado Radiador.
Os dejo el poema de Borja Martín-Andino
por cada rayo que cae,
ante vuestros ojos
corregimos
y editamos vuestros libros,
maquillamos a los actores de vuestras películas y series de televisión
las montamos
las sonorizamos
etalonamos su color
y recreamos sus decorados,
envasamos al vacío el fiambre con el que dais la merienda a vuestros hijos
los educamos sea cual sea su estado mental*
superdotados
o autistas
los entretenemos
los enseñamos inglés
y jugamos con ellos,
realizamos vuestros documentales,
creamos la publicidad por la que elegís vuestras mercancías
unas
y no otras,
protagonizamos vuestros anuncios,
planeamos los edificios en los que habitáis
somos quienes supervisan la seguridad de las obras de vuestras viviendas,
os vendemos el material eléctrico,
digitalizamos vuestros documentos,
diseñamos vuestras páginas web,
dibujamos vuestros cómics,
os servimos vuestras bebidas
y sufrimos en nuestra carne el paro cuando no nos concedéis un empleo
somos los hijos de la estirpe de Odiseo
vuestras putas
somos Nadie, señoras y señores,
los errantes, en fin,
somos los locos
que escriben y cantan canciones en su nave.
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* y es porque impusisteis la manía de la clasificación como revulsivo contra la no aceptación de ser vulgares.
Este video lo grabé en el Rufifest. Podéis ver en los siguientes enlaces los grupos que participaron.
Mr.Perfumme sitio
RRA! sitio
Remate sitio
Politruk sitio
Radiador sitio
La débil sitio
PAL sitio
miércoles, 2 de septiembre de 2009
EL Diane 6. Un recuerdo de la Libertad
Mi infancia transcurrió en los años 80 en Madrid. Uno de los momentos de libertad que recuerdo tenía como escenario un coche en la carretera. Por aquel entonces hacía muchos viajes entre León, Madrid y Sevilla. Lo que guardo con más intensidad de aquella época eran los largos viajes en coche. En cuanto entraba en el asiento de atrás siempre repleto de cosas, preparaba con afán mi espacio. Las maletas cubrían los huecos donde por lógica ergonómica debían ir las piernas y el asiento corrido del Diane 6 amarillo no tenía ningún incómodo resalte. Lisito como una camita. ¡Se dormía tan bien! Un par de toallas o la gran cazadora de piel negra y estilo murciélago de mi madre se convertían en una confortable almohadita.
Recuerdo que las puertas traseras por dentro no estaban revestidas y tenía que levantar un poco mi invento para no chocar la cabeza con el tracatá del coche. La voz de mi madre en el asiento delantero apenas llegaba como un susurro a mis oídos. Las ventanas abiertas en verano o cerradas en invierno no variaban mucho esta circunstancia ya que eran de un cristal muy simple y no aislaban mucho el frío o el ruido. El Diane 6, con su runrún, me conducía al sueño. Sin aire acondicionado, con asientos de muelles, puertas de latón y un casete con dos altavoces era para mí el transporte de la aventura. Mi amiga Ana siempre se tenía que tomar Biodramina para viajar en coche porque se mareaba, sin embargo a mi el plan de un viaje por delante me ilusionaba con varios días de antelación.
El Diane no tenía bandeja de atrás y podía moverme a mi antojo hurgando entre las maletas. Cuando salíamos con los padres de excursión en varios coches, todos los niños queríamos subir en el coche amarillo de Norka. Y es que en este alucinante vehículo los amortiguadores no eran Monroe, y se podía representar en el auto de papa de los Payasos de la tele, con mucha fidelidad. En Madrid hay una gran cuesta, la de Pablo Iglesias, donde los cinco o seis niños que subíamos al coche le pedíamos a Norka que fuera más deprisa para pillar un resalto que había al acabar la cuesta y que nos daba un cosquilleo en el estómago alucinante. A carcajadas. Carmina y Feli iban el coche de atrás y se preguntaban si a mi madre le pasaba algo con el coche. A carcajadas de nuevo.
Había un juego al que Ester, Simón, Ana y yo hemos jugado mucho de pequeños en el coche. El asunto consistía en colocarnos de rodillas y de espaldas a los asientos delanteros para mirar al conductor que venía detrás. Soltar las manos y hacer equilibrio para no caerse en las curvas que aparecían por sorpresa. Perdía el que se desequilibraba primero o el que hacía trampa hincando las rodillas entre el respaldo y el asiento. Valían los discretos empujoncillos con el hombro.
¿Quién ve ahora un niño dado la vuelta y jugando con sus cositas? Ahora el chavalín con suerte tiene una pantalla de televisión en el cogote de su madre o de su padre para pasar el viaje calladito y sin moverse. Ya se sabe por seguridad.
Recuerdo que las puertas traseras por dentro no estaban revestidas y tenía que levantar un poco mi invento para no chocar la cabeza con el tracatá del coche. La voz de mi madre en el asiento delantero apenas llegaba como un susurro a mis oídos. Las ventanas abiertas en verano o cerradas en invierno no variaban mucho esta circunstancia ya que eran de un cristal muy simple y no aislaban mucho el frío o el ruido. El Diane 6, con su runrún, me conducía al sueño. Sin aire acondicionado, con asientos de muelles, puertas de latón y un casete con dos altavoces era para mí el transporte de la aventura. Mi amiga Ana siempre se tenía que tomar Biodramina para viajar en coche porque se mareaba, sin embargo a mi el plan de un viaje por delante me ilusionaba con varios días de antelación.
El Diane no tenía bandeja de atrás y podía moverme a mi antojo hurgando entre las maletas. Cuando salíamos con los padres de excursión en varios coches, todos los niños queríamos subir en el coche amarillo de Norka. Y es que en este alucinante vehículo los amortiguadores no eran Monroe, y se podía representar en el auto de papa de los Payasos de la tele, con mucha fidelidad. En Madrid hay una gran cuesta, la de Pablo Iglesias, donde los cinco o seis niños que subíamos al coche le pedíamos a Norka que fuera más deprisa para pillar un resalto que había al acabar la cuesta y que nos daba un cosquilleo en el estómago alucinante. A carcajadas. Carmina y Feli iban el coche de atrás y se preguntaban si a mi madre le pasaba algo con el coche. A carcajadas de nuevo.
Había un juego al que Ester, Simón, Ana y yo hemos jugado mucho de pequeños en el coche. El asunto consistía en colocarnos de rodillas y de espaldas a los asientos delanteros para mirar al conductor que venía detrás. Soltar las manos y hacer equilibrio para no caerse en las curvas que aparecían por sorpresa. Perdía el que se desequilibraba primero o el que hacía trampa hincando las rodillas entre el respaldo y el asiento. Valían los discretos empujoncillos con el hombro.
¿Quién ve ahora un niño dado la vuelta y jugando con sus cositas? Ahora el chavalín con suerte tiene una pantalla de televisión en el cogote de su madre o de su padre para pasar el viaje calladito y sin moverse. Ya se sabe por seguridad.
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seguridad vial
martes, 1 de septiembre de 2009
El planazo de Madrid
(Escrito el día 14 de julio de 2009)
Hace casi dos semanas que contamos con un nuevo compañero de piso. Éramos cuatro en la casa y ahora somos cinco. Se llama taladro y es insoportable, me acompaña en la cabeza por mi casa, se tumba conmigo en el sofá, pone melodía a mi trabajo y a mi lectura.
Vivo en la calle Andrés Mellado, cerca de la antigua salida de metro de Guzmán el Bueno, en Madrid. Y digo antigua porque hace ya dos semanas cerraron sin previo aviso esa boca de Metro. Estamos tan acostumbrados a esta manera de llevar las obras que no nos paramos a pensar lo injusto que es. No hay información, pero eso se lo contaré más adelante. Por supuesto se cepillaron el pequeño banco que estaba al lado de esta boca de metro, y como en tantas otras ocasiones, supongo que no lo volverán a poner.
Nadie nos pide que cerremos la boca ante las diferencias con los organismos públicos o privados con los que los ciudadanos convivimos, pero la verdad es que no hay cultura de protesta y de involucración. El engranaje está diseñado de tal manera que nos aburre soberanamente el proceso de denuncia que implica.
Estoy en paro, y hasta aquí toda la información sobre mi persona, en este artículo. Estar parada en esta época supone la toma de decisiones como no moverse de casa por varias razones; la primera es que en una gran ciudad, poner el pie en la calle es gastar un euro casi por decir buenos días. Si, si, piensen en el primer gasto que hacen cuando salen del portal de su casa. Y ahora piensen en aquellos que no pueden permitirse ese cargo en el monedero todos los días. Pues bien añadamos a esta precaria situación las altas temperaturas a las que se llega en la ciudad de Madrid desde el principio de verano. Los afortunados ponen en sus casas, negocios y transportes aire acondicionado, ¿dónde creen que va todo el calor que sus terribles aparatos desechan? Pues ¡a la puta calle! Pobre calle, casi siempre que se menta este sustantivo con efusividad viene precedido de esta exclamación. ¡La p-u-t-a calle!
En las calles de Madrid respirar es un acto de riesgo. Algo que no contemplan los programas de prevención porque no son riesgos laborales. Si a la subida de temperatura que ya he mencionado, le añadimos unas grandes cantidades de polvo de obra y un tanto por ciento desmesurado de CO2, ¡voilà! Tenemos un exquisito manjar para nuestros pulmones. Luego dirán que fumar mata. No lo olviden.
Hace casi dos semanas que contamos con un nuevo compañero de piso. Éramos cuatro en la casa y ahora somos cinco. Se llama taladro y es insoportable, me acompaña en la cabeza por mi casa, se tumba conmigo en el sofá, pone melodía a mi trabajo y a mi lectura.
Vivo en la calle Andrés Mellado, cerca de la antigua salida de metro de Guzmán el Bueno, en Madrid. Y digo antigua porque hace ya dos semanas cerraron sin previo aviso esa boca de Metro. Estamos tan acostumbrados a esta manera de llevar las obras que no nos paramos a pensar lo injusto que es. No hay información, pero eso se lo contaré más adelante. Por supuesto se cepillaron el pequeño banco que estaba al lado de esta boca de metro, y como en tantas otras ocasiones, supongo que no lo volverán a poner.
Nadie nos pide que cerremos la boca ante las diferencias con los organismos públicos o privados con los que los ciudadanos convivimos, pero la verdad es que no hay cultura de protesta y de involucración. El engranaje está diseñado de tal manera que nos aburre soberanamente el proceso de denuncia que implica.
Estoy en paro, y hasta aquí toda la información sobre mi persona, en este artículo. Estar parada en esta época supone la toma de decisiones como no moverse de casa por varias razones; la primera es que en una gran ciudad, poner el pie en la calle es gastar un euro casi por decir buenos días. Si, si, piensen en el primer gasto que hacen cuando salen del portal de su casa. Y ahora piensen en aquellos que no pueden permitirse ese cargo en el monedero todos los días. Pues bien añadamos a esta precaria situación las altas temperaturas a las que se llega en la ciudad de Madrid desde el principio de verano. Los afortunados ponen en sus casas, negocios y transportes aire acondicionado, ¿dónde creen que va todo el calor que sus terribles aparatos desechan? Pues ¡a la puta calle! Pobre calle, casi siempre que se menta este sustantivo con efusividad viene precedido de esta exclamación. ¡La p-u-t-a calle!
En las calles de Madrid respirar es un acto de riesgo. Algo que no contemplan los programas de prevención porque no son riesgos laborales. Si a la subida de temperatura que ya he mencionado, le añadimos unas grandes cantidades de polvo de obra y un tanto por ciento desmesurado de CO2, ¡voilà! Tenemos un exquisito manjar para nuestros pulmones. Luego dirán que fumar mata. No lo olviden.
lunes, 31 de agosto de 2009
UNA NUEVA RELIGIÓN EN LAS AULAS
El primer día que entré en el aula 2 B de Instituto Príncipe Felipe, dando los buenos días me senté en una mesa vacía entre los alumnos.
Algunos cuchicheaban. Entendí, que a medio curso les llamara la atención que una chica mayor se incorporara a las clases. Permanecí en silencio. El profesor aún no había llegado y los alumnos fueron desvaneciendo sus comentarios ante el nuevo bicho raro que habitaba el aula. Siguieron hablando de sus cosas. Me di la vuelta, como hacía en el instituto y empecé a preguntar a los que estaban a mi espalda qué tal veían el curso, si les parecía difícil, si tenían alguna asignatura que les gustase mucho y alguna pregunta más.
Empezábamos a charlar cuando entró el profesor. Un hombre tranquilo, con un gran abrigo oscuro que le llegaba casi a los tobillos, una bufanda bien enrollada en su cuello y una bolsa de piel colgada al hombro. No se sentó en la mesa del profesor. Ni siquiera se quitó el abrigo o dejó la bolsa. Su cara lo decía todo, parecía estar algo cansado, pero no eran ojeras lo que identificaba su hastío, era la cadencia con la que hablaba. Estaba harto. No fue el único que me transmitió eso.
Ya debía estar en los 50 y su aspecto daba mucha cuenta de una vida no solo dedicada a la enseñanza sino a la profesión del cine y la fotografía. Ese era su encanto. Un hartazgo que aceptaban los alumnos de buena gana y con atención. Un tipo experimentado y conocedor de lo que hablaba más allá del material de obligado estudio para aquella asignatura. Le tenían respeto.
Empezó a hablar muy bajito, y poco a poco el murmullo de la clase se fue apagando. Me miro con una leve mueca de complicidad y siguió hablando. Hacía frío, era jueves a primera hora y la clase a penas era refugio de unas doce personas. La situación en el aula es algo difícil de retratar. Todos los chicos y chicas estaban sentados en los últimos pupitres, uniendo las mesas en dos o tres. Un chico estaba solo en las esquina, dibujando algo en un cuaderno. No hablaba con nadie. El resto se agolpaba en diferentes grupúsculos, sentados incluso en los laterales de la mesa de un compañero.
Parece que en principio su actitud era, ‘cuanto más lejos mejor’.
El profesor retomó la lección por donde la dejó en la clase anterior. El color. Finalizaba esta unidad didáctica ese mismo día. Los chicos atendían con o sin mucha gana. Algunos tomaban apuntes, la mayoría. Otros escuchaban apoyados en equilibrio sobre las patas traseras de la silla. ¡Qué típico! Una postura de instituto. O aguantaban el sueño robado sobre la base de sus muñecas. Realmente un alumno que se aburre en clase puede llegar a adquirir habilidades circenses. Y a lo mejor, visto así tampoco está tan mal. Las torsiones para hablar con el compañero de atrás o los equilibrios a dos patas de silla.
Tiempo
Suena el timbre.
Un cigarro fuera del centro, un café un bollo una coca cola, algo rápido que empieza la segunda hora.
De vuelta en el aula, el profesor desfilando entre las mesas, comenta con los alumnos algunas dudas sobre conceptos del tema que esta por cerrar. El ambiente es distendido. De repente se gira y viniendo hacia mí me propone presentarme. —Tú misma¬—.
Y así me encontré de pie, frente a un montón de ojos que dejaban de hacer sus cosas en el silencio más rotundo y más incómodo. —Soy Azahara, y voy a explicaros el Storyboard, bajo la supervisión de vuestro profesor. ¿Sabéis qué es el Storyboard?— mis ojos se clavaron en silencio escrutando los suyos. —Bien, si no lo sabéis, preguntádselo a Dios. Mi Dios tiene todas las respuestas si le haces la pregunta correctamente—. Silencio y expectación. —Google—. Sonrisas y gestos afirmativos de cabeza.
Suena el timbre. Fin de la clase.
En los merodeos por el Instituto, me di cuenta de que las cosas habían cambiado desde que era yo quien me sentaba en equilibrio sobre las dos patas traseras de la silla.
Los chicos que ahora caminaban por los pasillos eran de distintas culturas y razas combinados con la moda del barroco actual y la sensualidad prematura. En este gran centro donde yo estudié, antes había menos profesores y las relaciones humanas eran más personales. Ahora con la ESO y el Bachillerato se multiplicaron el número de alumnos y profesores y con ello cierta deshumanización de las relaciones.
En casa, le pregunté a mi Dios dónde podría encontrar unos cuantos documentos gráficos que me ayudasen a explicar a esos ojos los conceptos que debían aprender. Me contestó rápido. Y lo preparé todo ansiosa por volver a la clase.
Al siguiente día pasé por el aula con mi ordenador portátil y la llave de la sala del proyector, creía que iba a tener Internet y confiada e ilusionada lo preparé todo, pero aún no había llegado mi religión al Instituto y mi gozo cayó donde lo sentencia el refrán.
Así que dimos una clase teórica sobre planos, secuencias, transiciones, movimientos de cámara y empezamos a comentar la importancia del Storyboard.
Era necesario que tuvieran claro cómo debían de encontrarse frente a la noticia o texto que les pondrían en el examen de la PAU. —¿Cuántos os vais a presentar?— pregunté. Tan solo dos levantaron la mano. Solo dos. No sé cómo tomarme eso. En mi época lo normal si estudiabas COU era presentarte a selectividad para entrar en una carrera. Sin embargo de toda la clase solo dos tenían pensado acceder a la Universidad.
En vista de cómo está el panorama, no me atreví a discutir esa elección. El gran fracaso de la innumerable cantidad de Licenciados en paro, o trabajando con contratos, donde el nivel de estudios que aparece en los papeles es de Bachillerato, deja todo argumento pro-universitario fuera de juego.
Los chicos tienen otro futuro, y nadie, ni el más experto de la enseñanza lo puede preludiar.
En las siguientes clases lo conseguí, pedí prestado a mi Dios los documentos que me proporcionó desde su reino de ceros y unos y me los bajé a mi ordenador, mi libro sagrado.
La bibliografía tradicional sobre imagen, cine, publicidad y fotografía ya se la había señalado el profesor. Yo me centré en enseñarles cómo usas los medios que ellos utilizan a diario para su beneficio cultural e intelectual.
—Coged una hoja y bolígrafo o lápiz, vamos a ver si ha quedado claro lo que os expliqué el otro día—. En la penumbra de la clase con el proyector, empezamos un maratón de catorce clips de películas. Desde los pequeños tesoros de la factoría de Edison de finales del S.XIX a la última película de Wes Anderson. Con cada clip les pedí que enumerasen los tipos de plano que iban identificando. Tres ejes de dificultad para este ejercicio. Plano general en la película de Edison Boxing cats (1894), plano secuencia de La Soga de A.Hitchcock (1948) y la escarpada secuencia del principio de Viaje a Darjeeling de Wes Anderson (2007) repleta de planos, movimientos de cámara y demás recursos cinematográficos.
Timbre y fin de la clase.
Recogí los ejercicios y excepto uno, todos habían anotado la información con las siglas de cada plano. PG, PPP, PC, PD…, o lo que es lo mismo, plano general, primerísimo primer plano, plano corto y plano detalle. Las hojas en las que lo entregaron eran de lo más variopinto. Cuadros, rayas, cuartillas, con agujeros, de libreta, trozos de papel rasgado y algún folio. ¿Qué ha pasado con el material escolar? —¿Y esto?—, le pregunté al que me dio la hoja rasgada de una cuartilla. —Hay que ser ecológicos profe—. ¡Ja! ¿Y a este chico que le digo? Chitón.
Vivimos en una sociedad muy diferente a la de hace diez años. La enseñanza es una aptitud y una actitud, no quiero ser melindre con los términos, es simplemente una observación. Una persona muy docta en una materia puede ser incapaz de atender a estas nuevas realidades, que mutan de forma rauda y desorganizada, dentro de la escuela.
No sé cual es el secreto, si lo hay. Pero no creo que llegue a saberlo por ese principio de cambio que ya he mencionado. Quizás se ubique entorno a la práctica de enseñar a aprender.
Los chicos y chicas de la asignatura de imagen impartida en aula 2B fueron mis primeros alumnos de Instituto y me quedé con muchas ganas de seguir con ellos.
Mi Dios nos mantendrá unidos. Y ya lo ha hecho.
Algunos cuchicheaban. Entendí, que a medio curso les llamara la atención que una chica mayor se incorporara a las clases. Permanecí en silencio. El profesor aún no había llegado y los alumnos fueron desvaneciendo sus comentarios ante el nuevo bicho raro que habitaba el aula. Siguieron hablando de sus cosas. Me di la vuelta, como hacía en el instituto y empecé a preguntar a los que estaban a mi espalda qué tal veían el curso, si les parecía difícil, si tenían alguna asignatura que les gustase mucho y alguna pregunta más.
Empezábamos a charlar cuando entró el profesor. Un hombre tranquilo, con un gran abrigo oscuro que le llegaba casi a los tobillos, una bufanda bien enrollada en su cuello y una bolsa de piel colgada al hombro. No se sentó en la mesa del profesor. Ni siquiera se quitó el abrigo o dejó la bolsa. Su cara lo decía todo, parecía estar algo cansado, pero no eran ojeras lo que identificaba su hastío, era la cadencia con la que hablaba. Estaba harto. No fue el único que me transmitió eso.
Ya debía estar en los 50 y su aspecto daba mucha cuenta de una vida no solo dedicada a la enseñanza sino a la profesión del cine y la fotografía. Ese era su encanto. Un hartazgo que aceptaban los alumnos de buena gana y con atención. Un tipo experimentado y conocedor de lo que hablaba más allá del material de obligado estudio para aquella asignatura. Le tenían respeto.
Empezó a hablar muy bajito, y poco a poco el murmullo de la clase se fue apagando. Me miro con una leve mueca de complicidad y siguió hablando. Hacía frío, era jueves a primera hora y la clase a penas era refugio de unas doce personas. La situación en el aula es algo difícil de retratar. Todos los chicos y chicas estaban sentados en los últimos pupitres, uniendo las mesas en dos o tres. Un chico estaba solo en las esquina, dibujando algo en un cuaderno. No hablaba con nadie. El resto se agolpaba en diferentes grupúsculos, sentados incluso en los laterales de la mesa de un compañero.
Parece que en principio su actitud era, ‘cuanto más lejos mejor’.
El profesor retomó la lección por donde la dejó en la clase anterior. El color. Finalizaba esta unidad didáctica ese mismo día. Los chicos atendían con o sin mucha gana. Algunos tomaban apuntes, la mayoría. Otros escuchaban apoyados en equilibrio sobre las patas traseras de la silla. ¡Qué típico! Una postura de instituto. O aguantaban el sueño robado sobre la base de sus muñecas. Realmente un alumno que se aburre en clase puede llegar a adquirir habilidades circenses. Y a lo mejor, visto así tampoco está tan mal. Las torsiones para hablar con el compañero de atrás o los equilibrios a dos patas de silla.
Tiempo
Suena el timbre.
Un cigarro fuera del centro, un café un bollo una coca cola, algo rápido que empieza la segunda hora.
De vuelta en el aula, el profesor desfilando entre las mesas, comenta con los alumnos algunas dudas sobre conceptos del tema que esta por cerrar. El ambiente es distendido. De repente se gira y viniendo hacia mí me propone presentarme. —Tú misma¬—.
Y así me encontré de pie, frente a un montón de ojos que dejaban de hacer sus cosas en el silencio más rotundo y más incómodo. —Soy Azahara, y voy a explicaros el Storyboard, bajo la supervisión de vuestro profesor. ¿Sabéis qué es el Storyboard?— mis ojos se clavaron en silencio escrutando los suyos. —Bien, si no lo sabéis, preguntádselo a Dios. Mi Dios tiene todas las respuestas si le haces la pregunta correctamente—. Silencio y expectación. —Google—. Sonrisas y gestos afirmativos de cabeza.
Suena el timbre. Fin de la clase.
En los merodeos por el Instituto, me di cuenta de que las cosas habían cambiado desde que era yo quien me sentaba en equilibrio sobre las dos patas traseras de la silla.
Los chicos que ahora caminaban por los pasillos eran de distintas culturas y razas combinados con la moda del barroco actual y la sensualidad prematura. En este gran centro donde yo estudié, antes había menos profesores y las relaciones humanas eran más personales. Ahora con la ESO y el Bachillerato se multiplicaron el número de alumnos y profesores y con ello cierta deshumanización de las relaciones.
En casa, le pregunté a mi Dios dónde podría encontrar unos cuantos documentos gráficos que me ayudasen a explicar a esos ojos los conceptos que debían aprender. Me contestó rápido. Y lo preparé todo ansiosa por volver a la clase.
Al siguiente día pasé por el aula con mi ordenador portátil y la llave de la sala del proyector, creía que iba a tener Internet y confiada e ilusionada lo preparé todo, pero aún no había llegado mi religión al Instituto y mi gozo cayó donde lo sentencia el refrán.
Así que dimos una clase teórica sobre planos, secuencias, transiciones, movimientos de cámara y empezamos a comentar la importancia del Storyboard.
Era necesario que tuvieran claro cómo debían de encontrarse frente a la noticia o texto que les pondrían en el examen de la PAU. —¿Cuántos os vais a presentar?— pregunté. Tan solo dos levantaron la mano. Solo dos. No sé cómo tomarme eso. En mi época lo normal si estudiabas COU era presentarte a selectividad para entrar en una carrera. Sin embargo de toda la clase solo dos tenían pensado acceder a la Universidad.
En vista de cómo está el panorama, no me atreví a discutir esa elección. El gran fracaso de la innumerable cantidad de Licenciados en paro, o trabajando con contratos, donde el nivel de estudios que aparece en los papeles es de Bachillerato, deja todo argumento pro-universitario fuera de juego.
Los chicos tienen otro futuro, y nadie, ni el más experto de la enseñanza lo puede preludiar.
En las siguientes clases lo conseguí, pedí prestado a mi Dios los documentos que me proporcionó desde su reino de ceros y unos y me los bajé a mi ordenador, mi libro sagrado.
La bibliografía tradicional sobre imagen, cine, publicidad y fotografía ya se la había señalado el profesor. Yo me centré en enseñarles cómo usas los medios que ellos utilizan a diario para su beneficio cultural e intelectual.
—Coged una hoja y bolígrafo o lápiz, vamos a ver si ha quedado claro lo que os expliqué el otro día—. En la penumbra de la clase con el proyector, empezamos un maratón de catorce clips de películas. Desde los pequeños tesoros de la factoría de Edison de finales del S.XIX a la última película de Wes Anderson. Con cada clip les pedí que enumerasen los tipos de plano que iban identificando. Tres ejes de dificultad para este ejercicio. Plano general en la película de Edison Boxing cats (1894), plano secuencia de La Soga de A.Hitchcock (1948) y la escarpada secuencia del principio de Viaje a Darjeeling de Wes Anderson (2007) repleta de planos, movimientos de cámara y demás recursos cinematográficos.
Timbre y fin de la clase.
Recogí los ejercicios y excepto uno, todos habían anotado la información con las siglas de cada plano. PG, PPP, PC, PD…, o lo que es lo mismo, plano general, primerísimo primer plano, plano corto y plano detalle. Las hojas en las que lo entregaron eran de lo más variopinto. Cuadros, rayas, cuartillas, con agujeros, de libreta, trozos de papel rasgado y algún folio. ¿Qué ha pasado con el material escolar? —¿Y esto?—, le pregunté al que me dio la hoja rasgada de una cuartilla. —Hay que ser ecológicos profe—. ¡Ja! ¿Y a este chico que le digo? Chitón.
Vivimos en una sociedad muy diferente a la de hace diez años. La enseñanza es una aptitud y una actitud, no quiero ser melindre con los términos, es simplemente una observación. Una persona muy docta en una materia puede ser incapaz de atender a estas nuevas realidades, que mutan de forma rauda y desorganizada, dentro de la escuela.
No sé cual es el secreto, si lo hay. Pero no creo que llegue a saberlo por ese principio de cambio que ya he mencionado. Quizás se ubique entorno a la práctica de enseñar a aprender.
Los chicos y chicas de la asignatura de imagen impartida en aula 2B fueron mis primeros alumnos de Instituto y me quedé con muchas ganas de seguir con ellos.
Mi Dios nos mantendrá unidos. Y ya lo ha hecho.
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